Cómo decidir

Franz Lizt – Hungarian Rhapsody No. 15

Cómo decide el cerebro? Cómo se refleja una decisión en el cerebro? Qué es una decisión?

Recientes estudios sobre la actividad cerebral concluyen que las decisiones que una persona puede llevar a cabo se producen de manera inconsciente, el cerebro no le presta atención. Qué significa no prestar atención?
Los seres humanos tienen dos cerebros. El primero, el más primitivo, es el que controla las emociones, las acciones involuntarias, la respiración, las pulsaciones, el aparato digestivo, etc. El segundo, es su corteza cerebral, una gelatina que recubre el primero. Allí se guardan los recuerdos, la memoria, las caras, etc.
El cerebro es tan inmensamente inteligente que es capaz de optimizar su actividad. De esta manera, no somos conscientes de que estamos dando órdenes a nuestro corazón para que funcione. No pensamos dónde tenemos los pulmones y no pensamos cómo hacer que expiren e inspiren. En otras palabras, no prestamos atención. Pero si prestamos atención a nuestro estómago, veremos y seremos conscientes de su actividad.

El grado de atención fija lo que llamamos consciencia o inconsciencia. Y esto se hace para optimizar energía. Si debiéramos estar pendientes en todo momento de toda la actividad corporal no podríamos prestar atención a causas externas y posiblemente acabaríamos deborados por algún depredador, allá millones atrás.
Así pues, a la hora de decidir el cerebro recurre a su experiencia. La experiencia no son más que recuerdos, acciones pasadas en las que se ha guardado el resultado final. Si volvemos a reproducir la misma situación y actuamos de igual forma, el resultado esperado debería ser el mismo que en el pasado. Así es la lógica cerebral.

Fíate de las corazonadas. La intuición es muy importante. No sabes con certeza el porqué pero intuyes que deberías tomar una determinada decisión. Esas corazonadas tienen su origen en el cerebro primitivo. Aunque no sepas por qué, esa reacción posiblemente tenga su raíz en alguna experiencia pasada. Por tanto, tu cerebro involuntariamente te recomendará lo que él cree que es bueno para ti. Es el instinto de supervivencia que se heredó del cerebro primitivo. Nunca pensarás en hacerte daño, y si lo haces, su origen será el cerebro moderno, la corteza. Y posiblemente al final acabe ganando el asalto el cerebro primitivo, puesto que es el más arraigado y sobre el que no tenemos control a largo plazo.
Es difícil discernir el consciente del subconsciente. Normalmente se tiende a pensar que son independientes el uno del otro. La verdad es que no es así. Nuestra consciencia y nuestros actos racionales se basan en el subconsciente, puesto que ahí es donde se han procesado todas las experiencias pasadas. Y viceversa. El subconsciente está amedrentado por el consciente, puesto que es el quién ejecuta la toma de decisiones racionales. De un modo u otro, se retroalimentan. A la hora de tomar decisiones, ten en cuenta el subconsciente. Fíate de la primera decisión, suele ser la más acertada. La segunda y venideras ya han sido racionalizadas y posiblemente omitan factores que el subconsciente tiene en cuenta.
Finalmente, arriésgate de vez en cuando. Como decía una compañera de universidad, «qui no s’arrisca no pisca». Es decir, el que no se arriesga no come. Para poder cambiar las experiencias pasadas y obtener nuevas para ampliar tu abanico personal, es necesario arriesgarse de vez en cuando. Los niños pequeños se arriesgan mucho y muchas veces, de esta forma adquieren experiencias muy rápidamente, sean para bien o para mal. A medida que se hacen mayores, recurren a estas experiencias pasadas y son capaces de decidir sobre su vida. Si quieres cambiar algo, deberás arriesgarte.

El cerebro es muy intrincado y difícil de comprender. La ciencia ha hecho grandes avances tanto en lo más grande (astrofísica o cosmología) como en lo más pequeño (mecánica cuántica, física de partículas) pero curiosamente se ha avanzado muy poco con el cerebro. A pesar de ser conscientes de que cada persona tiene uno desde hace siglos, nadie es capaz de entender cuál es su funcionamiento; además de tener el cerebro humano a muy fácil alcance si lo comparamos con los cuerpos celestes. Enfermedades cerebrales como el Alzheimer son todavía un misterio. Aunque ya sepamos cuál es el origen del universo, no sabemos cuál es el origen de nuestra alma, el cerebro.

Frederic Chopin – Waltz No. 3 in G minor, Op. 32

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