Rigidez

Escuchando: Esmerald – Lascia Ch?io Pianga

Era sábado por la tarde y estaba viendo, como de costumbre, mi serie favorita: Frasier. El episodio trataba del destino. Empezaba en su café habitual con estas palabras:

Cualquier detalle puede ser decisivo para tu futuro.

Se refería si usar traje o un jersei informal. En el transcurso del capítulo se mostraban escenas que representaban los dos caminos: qué hubiera pasado si se hubiera puesto el jerséi y qué hubiera pasado si se hubiera puesto el traje. Ambos caminos son totalmente dispares. Uno le lleva a conocer una chica fantástica, enamoradísimo de ella. Otro le lleva a la ruina, al fracaso.
Al final, se celebra una fiesta benéfica. En el primer camino acuden la parejita feliz pero la chica se cansa de tantas atenciones y lo deja. Frasier se va en coche muy deprimido. En el segundo, simplemente se va en coche también deprimido. El caso, es que ambas escenas terminan de la misma forma: escuchando la radio que emite una reposición de su programa. En esta reposición se oye a una chica que le llama en antena para decirle que está enamorado de él. Y en ambas escenas, él da la vuelta y se supone que va a encontrarse con la chica.

Otro caso es el de la película La Máquina Del Tiempo. Se trata de una pareja en la que la mujer muere por culpa del arma de un atracador. Él es científico y construye una máquina del tiempo para volver al pasado y así poder evitar su muerte. Y sí, la evita. No se encuentran con el atracador y así no puede matarla. Pero entonces ella muere del atropellamiento de un caballo. Al final, él se da cuenta y dice

Podría volver cien veces para salvarla y la vería morir de cien formas distintas.

Y él viaja millones de años hacia el futuro para encontrar respuesta a este enigma.

Tal como postuló Einstein, el tiempo no es rigido. A más gravedad, menor tiempo. Pero yo creo que el destino sí lo es. ¿Cuántas veces se ha hablado de la paradoja del tiempo? Una determinada acción en un momento podía haber cambiado nuestras vidas. Sí y no. Imagina una onda que oscila por una recta. Tendrá unos puntos donde corte con la recta. Ahora imagina otra onda de diferente amplitud. También tendrá otros puntos de corte con la recta y con la otra onda. El caso, es que todas estas ondas tendrán puntos en común. Infinitas ondas, también tendrán puntos de corte en común. Cada onda es un camino. Cada onda representa una elección. Así pues, una elección seguirá un camino u otro, una onda u otra. Pero todas oscilan entorno una recta. Y todas tienen puntos de corte en común. A eso me refiero con la rigidez del destino. El destino es rígido; el tiempo, no.

Nuestras acciones y decisiones nos marcan nuestro destino. Y si hubieramos tomado otra decisión en otro momento, hubieramos cambiado de camino, de onda. Pero habría situaciones, momentos que serían los mismos para todos. Con eso quiero decir que somos lo que somos y podemos cambiar. Pero hay cosas que no pueden cambiar. Por mucho que se quiera o por mucho que quiera evitarse, hay momentos que ocurrirán siempre.
La toma de tus decisiones sólo hacen fluctuar tu camino, como una onda. Pero oscila siempre alrededor del mismo camino.

Se ha hablado mucho de los viajes en el tiempo y de que cualquier cambio en el pasado podría alterar completamente el presente. También se ha disertado sobre la teoría del caos. Pero no sé por qué, siempre tengo que darle la razón a Einstein y a su cita Dios no juega a los dados. El mundo, la vida, el ser humano, el universo, la física, las matemáticas, son demasiado perfectos como para que existan por puro azar.
Así, no tenemos por qué obsesionarnos tanto con frases como ?si hubiera hecho esto o lo otro?, porque al fin y al cabo, hay cosas que tienen que pasar. No somos los dueños absolutos de nuestras vidas.
En vez de cuestionarse si uno hace lo correcto o no, mejor ocupar este tiempo cuestionándose si nuestro destino es el que queremos.

Escuchando: Pierre Cochereau – Symphonie nº1 – Prélude

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